domingo, 18 de agosto de 2013

La felicidad se va muy rápido. Ni siquiera nos da tiempo a caer en la cuenta de que estamos felices, que enseguida se esfuma y todo decae nuevamente. Por eso nadie puede definir la felicidad ni sabe si la sintió, porque es rápida y fugaz, se va más rápido de lo dura y se nos va de las manos enseguida.
Queda en uno poder encontrar su propia felicidad. Todos buscamos esa sensación pero nadie puede definir qué es, porque nadie tiene el mismo concepto ni el mismo pensamiento sobre la felicidad. Lo que para vos te llena el alma, a otra persona le es indiferente, y viceversa.

Hay que saber encontrar la felicidad en los pequeños momentos, en los lindos recuerdos y en las buenas anécdotas. Esos son los instantes de mayor felicidad: cuando te das cuenta que fuiste feliz y no lo sabías. Siempre esperamos a estar devastados para darnos cuenta lo felices que éramos antes. Hasta no darnos la cabeza contra la pared, no nos avivamos que lo que estamos viviendo es la mejor parte de nuestra vida. 
Seamos inteligentes: sepamos diferenciar la felicidad de cualquier otras cuestiones y no tengamos miedo de decir que sos feliz, porque muchos se te pueden reír en la cara tratándote de exagerada, pero si vos de verdad lo sentís, aprovecha ese momento interno de felicidad, porque se va enseguida de tus manos.

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